No muy lejos de lo cotidiano.

sábado, 20 de agosto de 2011


En algún momento solía escribir y pensar,
he aquí algo que pienso y escribo,
para que algún incauto,
reciba intencionalmente en cualquier momento
lo que pensé y escribí:

Un día normal, no muy lejos de lo cotidiano, sin abruptos ni quebradas. Hoy me doy el gusto de escribir sin versos, ni rimas, ni metáforas. El tiempo ha pasado desde la última vez que los dejé, no todo parece sin embargo extraño.

El mundo gira no sabiendo cómo, y nosotros seguimos también sobre su rumbo, sin detenernos por un minuto a cuestionarnos el por qué y para qué, todo nos parece normal, todo se asume establecido y sentido, nadie por estos días se pregunta acaso de muerte, acaso de vida, o acaso lloramos, sonreímos, pensamos, soñamos, amamos, odiamos, etc.

Lo cierto es que por algún motivo, -quizá fortuito, quizá causado, quizá karma, quizá dominio- nos subyuga oblicua la sumisión a lo común y corriente. Extraño es aquel que piensa y actúa de otra manera modo forma, es como si reinquisición naciera. Motivo acaso de preocupación? Todo tiene dimensiones, normas, pautas; peor aún cuando es competencia, es consumo, ofertas, demandas e indiferencia… todo es todo y nada es nada aquí en un tiempo parejo.

La extensión del pensamiento no obstante fue más allá, en algunas personas se desdobló para verse en la realidad absoluta. Un destello, fugaz, pero válido y muy significativo. Donde lo material profano, esa mecanicidad, los ismos más todo ese que se yo del mundo actual sobran; realidad que sólo se encuentra en la esencia de la vida, en lo complejamente simple y en lo singularmente general.

Lo que no me sobre es decir o escribir que en la vida cotidiana, en esa sutil transición de momentos se reflejan destellos de esta lúcida realidad: en la música y la tranquilidad de sus silencios; en la situacionalidad, los gestos, señas, sabores y olores; en la lucha constante y grata con el intelecto, en la duda y el misterio; en la maravillosa actitud de contemplar el aquí y ahora. Esa forma de hacerse consciente de la vida simple, trasmutando lo gris-denso en un vivo multicolor. Que no me sobre nunca decir esto mientras sea yo.

En consecuencia, supongo, por mí y por todos mis compañeros, que el encuentro con estos destellos más a menudo da clave para repeler los momentos opacos y críticos de la vida misma. Sonríe siempre amigo mío y busca lo bueno en lo malo, después de todo, los opuestos son tan sólo los extremos de una misma energía. Por cierto, tarea no muy fácil si después de un momento de reflexión vuelves a encontrarte girando, desde un rumbo implacable y avasallador que jamás descanso da.


Gatojazz, 2 de julio del 2003.

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